La materia orgánica (MO) se encuentra
constituida por una variedad importante de compuestos de complejidad variable
en un continuo estado de transformación. Los materiales más jóvenes son los
biológicamente más activos, aquéllos de edad intermedia contribuyen
notablemente al estado físico edáfico, y los más antiguos presentan una marcada
influencia sobre la reactividad físico-química del suelo. Las fracciones de MO
lábil o joven serían indicadores más tempranos que la MO total para reflejar cambios
en la calidad de los suelos, resultando más sensible a las prácticas de manejo.
Al respecto, en suelos de la región semiárida pampeana, se han comprobado
reducciones de 20% y 88% en los contenidos de MO vieja y MO joven,
respectivamente, bajo manejo agrícola respecto a suelos bajo pastizales
naturales. En estos ambientes, el uso de los residuos de cultivos de cosecha
por la ganadería, limitó la cobertura y disponibilidad de agua dando como
resultado menores contenidos de MO. En general, los efectos del manejo
resultaron dependientes de la textura, con mayores diferencias en suelos de
granulometrías más finas y en la fracción MO joven. Por otro lado, en suelos de
granulometría más gruesa, con bajos contenidos de arcilla y escaso desarrollo
de estructura, prácticamente no se comprobó influencia del manejo al existir
fuertes limitantes genéticas para la captura de carbono (C). Los suelos con
regímenes de humedad más favorables de regiones subhúmedas-húmedas tienen en
general texturas más finas y, por lo tanto, mayor capacidad de almacenar C. La
particularidad de estas regiones es que, dadas sus condiciones edafoclimáticas
generales, las posibilidades de combinación de alternativas de prácticas para
manejar la cantidad de sustrato carbonado es más amplia y variada. Una
estrategia conducente a mejorar el ingreso de C al suelo es intensificar la
secuencia de cultivos e incrementar la proporción de gramíneas y pasturas
perennes en la rotación. Los estudios también muestran que la disminución del
contenido de MO con los años de agricultura fue menor cuando los cultivos
recibieron fertilizante nitrogenado (mayor aporte de biomasa). Sin embargo, es
necesario considerar que también la calidad del material vegetal aportado al
suelo (C:N) incide sobre la dinámica de la MO. Al disminuir la C:N, fue
necesario aportar mayor cantidad de residuos para mantener el nivel de MO del
suelo. La reducción de la intensidad del laboreo es otra estrategia para
incidir sobre el balance y distribución de la MO, incidiendo principalmente sobre
el proceso de mineralización. En síntesis, el manejo de la MO es un claro
ejemplo de balance entre los ingresos y los egresos de C al suelo. En la medida
que todo aquello que conduzca a incrementar el aporte de material carbonado
(i.e. tipo de cultivo, incremento de rendimientos, intensificación de la
secuencia, reducción de la exportación de residuos, ingreso de otras fuentes
carbonadas) genere un ingreso que supere o iguale a los mecanismos que
incrementan la mineralización (extramineralización por calidad del sustrato y/o
fertilización, laboreo), se podrá aspirar a mantener o incrementar la MO del
suelo.
Quiroga A., J.A. Galantini, G. Studdert. 2017. La materia orgánica
como indicador de cambios en la calidad de los suelos influenciados por el
manejo. En: Manejo y conservación de los suelos (Ed. M. Vazquez). 139-159.
Descargar
ResearchGate
Pág. de la Revista Google Drive
(en ESPAÑOL)
No hay comentarios:
Publicar un comentario